miércoles, 4 de noviembre de 2009

hechos reales.


Hay muchos momentos cuando la angustia, el mal estar, y la preocupación nos invaden. Sentimos que somos los únicos luchando contra algo invencible; un muro demasiado alto para saltar. Sentimos que no hay nadie que sepa llenar el vacío que llevamos dentro, y buscamos un motivo por el seguir hacia adelante y volver a reir. Pero lo que no sabemos, es, que como nosotros, hay otros muchos, otros muchos que ya no sonrién. Unos porque pierden, otros porque no encuentran, otros sin motivos.. Lo que no sabemos, es, que para cada mal momento que vivimos, hay una persona dispuesta a hacernos fuertes, y superar la lucha de la cual parece imposible escapar. Lo que nos hace falta, es esperar. Esperar a encontrar esa persona, que sepa que decirte, cuándo decirlo, y cómo decirlo sin tener que escuchar ni saber que nos pasa. Encontrar una persona que nos haga reir mil veces más del tiempo que llevamos sin hacerlo. Encontrar a alguien dispuesto a quererte, a importarte y a hacerte feliz. Alguien, que no sea como los demás, que no solo diga : ''te entiendo'', que te entienda de verdad. Alguien que cuando te abraza, detenga el tiempo y borre todo lo externo. No muchos de nosotros somos capaces de esperar a que alguien llegue a nosotros. Salimos a buscar alguien que aparente ser todas estas cosas. Nos anticipamos, y nos equivocamos. Nos engañamos a nosotros mismos, y engañamos a los demás. Queremos y odiamos. Reimos y lloramos. Charlamos y conocemos. Ganamos y perdemos. Hablamos y callamos. Tenemos y perdemos. Nos enamoramos y sufrimos. Prometemos y decimos, pero pocas veces demostramos. Pocas veces nos damos cuenta de lo que importa, lo que interesa, es el demostrar, y no tanto el decir.

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