martes, 16 de marzo de 2010

Seguimos negandolo.

Saber lo que nos pasa, el por qué nos encontramos contentos enfadados o deprimidos, el saber por qué actuamos de una manera y no de otra, o por qué hacemos algo mal pudiendo hacerlo bien, no significa que cambiamos estos hechos. Aún sabiéndolos, decidimos no hacer nada para sentirnos mejor, ni hacer las cosas bién, ni vivir experiencias más agradables.
Podríamos suponer que sabiéndo dónde está el problema y la solución a él intentariamos solucionarlo, pero en vez de eso, seguimos igual. Con el mismo problema..
Tenemos la capacidad de complicar las cosas más sencillas.
En ocasiones parece que aquello que no coincide con nuestros deseos no es posible, no puede existir, por lo menos para nosotros. Es como si en el fondo esperáramos algún acontecimiento mágico que en algún momento cambiará esa realidad que nos disgusta y que no coincide con lo que nosotros consideramos que " debe de ser".
Malgastamos nuestra energía con falsas esperanzas con tal de no enfrentarnos a la realidad.
No sabemos diferenciar entre que "debería ser" y aquello "que es".
Frente a una situación evidente sin saber porque escojemos la respuesta que parece en un principio más cómoda, la de negar lo que ocurre. Todo ello por miedo, tratando de evitar la realidad como si de verdad eso fuera posible.
Afirmamos cosas que sabemos que no son ciertas, que son totalmente opuestas, hasta llegar al punto de creernos nuestras propias mentiras. Podra evitar dolor en el momento, pero a la larga, no hace mas que perjudicarnos a nosotros mismos y a aquellos que se ven afectados por esa realidad falsa.
Podriamos ser más coherentes con nosotros mismos y no medir las relaciones con una regla. Ocuparnos también de nosotros mismos y de lo que queremos, dando sólo lo que queremos dar pero, si lo hacemos, sin esperar nuestra subjetiva recompensa.
Hay un sinfín de evitaciones que nos parecen más cómodas, pero que se vuelven contra nosotros.
Enfrentarse a la realidad puede ser duro a veces pero es mucho peor no hacerlo; jugar al escondite con ella, porque nos pasa factura y nos hace sufrir más y durante más tiempo.

Aún asi seguimos negando lo evidente, siempre que podemos..

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